Graziela

Cuando inicio un viaje en ocasiones me gusta documentarme, ver los lugares que visitaré, leer algo sobre su historia, los lugares más típicos, costumbres, etc. aunque esto me crea ciertas expectativas.  Sin embargo, otras veces prefiero dejarme sorprender, así si las expectativas no se cumplen no existe la decepción. Además, como en esta ocasión íbamos con guías, la información estaba asegurada.

Era nuestro cuarto día de viaje. Salimos muy temprano del Hotel Katarina, un cuatro estrellas ubicado exactamente en el centro de ninguna parte. Cuando llegamos parecía que estábamos en un polígono industrial, alejados de cualquier núcleo urbano, totalmente aislados. Aquel edificio no parecía ni un hotel. Por dentro todo era nuevo, moderno y confortable, aunque luego resultó no ser tan nuevo ni tan confortable como aparentaba, al menos la habitación que nos tocó a nosotros.

TROGIL

Preciosa ciudad de la región de Dalmacia, está en una pequeña isla unida por medio del puente, a solo 20 km. de Split. Es famosa por ser la ciudad medieval más antigua del Adriático. Está declarada patrimonio de la humanidad por la Unesco, cuenta con el complejo románico gótico mejor conservado de Europa central. Esta llena de iglesias y palacios. 
La Iglesia de San Salvador, la catedral románica y gótica...
Al otro lado del puente estaban los astilleros y  a la hora de la salida de los trabajadores el tráfico se hace imposible. Es una delicia perderse por sus calles estrechas, empedradas, y  descubrir rincones preciosos en los que detenerse. Es una ciudad en la que se respira paz y la gente es amable y sonriente. 
Puerta continente. San Juan de Trávis
 Plaza mayor.


Catedral de San Lorenzo, con una  mezcla de estilos: románico, gótico; manierismo.

Palacio Cipiko. Frente a la catedral. de estilo veneciano




Palacio de los rectores. Entre la iglesia de San Salvador y la Catedral, dedicada a San Nicolas. 
Actualmente es la sede del Ayuntamiento de la ciudad. (siglo XIII), en el interior un patio precioso con escudos, y un pozo. La cárcel.

 

 La calle principal, Cardo, que lleva hasta el mar.

Al otro lado del puente

Había un canal, Canal de San Antonio con un semáforo que da paso a los barcos.

Me encantó Trogil, tan tranquilo y relajante, en el parece detenerse el tiempo y a la vuelta de cada esquina te sorprende un rincón encantados. La gente es amable y sonriente. Yo buscaba alguna postal de Croacia con gatos, pues mi sobrina las colecciona, y no había conseguido encontrarla en ninguno de los sitios que habíamos visitado. Aquí encontré una de Dalmacia, preciosa, de una ventana con gatos y cuando la fui a pagar, la dependienta me dijo que me la regalaba. Me pareció increíble tanta generosidad que en un lugar en el que hay que pagar hasta por utilizar el aseo, con unas 5 kunas (moneda nacional) y quedé encantada, por eso lo menciono.
En el mercadillo, además de apetitosas frutas, verduras, hortalizas, panes, legumbres, productos de apicultura,  etc. había algunos puestos de flores, una de mis debilidades
Volvimos al autocar, pues la jornada era muy apretada y todavía teníamos que visitar otra ciudad antes de comer. 
Como podéis imaginar, entre casi 50 personas que formábamos el grupo, más mujeres que hombres, ya se habían empezado a formar grupos por afinidad, simpatía o simplemente por ocupar asientos contiguos o compartir mesa. 
Y seguimos ruta.


SIBENIK

En la ladera de una colina, en la costa Dálmata se encuentra Siberik. La calle principal, calle Larga, sube con escaleras hasta la fortaleza de San Miguel.
Estatua de Jorge de Dalmacia, arquitecto que participo en la
construcción  de la catedral. 
El autocar nos dejó al lado del puerto y alguien propuso hacer la foto de grupo, sin embrago lucía un sol intenso y el calor se hacía insoportable sin ninguna sombra donde protegerse, así que unos se marcharon, otros esperaron, el caso es que al final la foto no se hizo y cada uno fue por su cuenta a recorrer la ciudad.
Lo más destacado de la ciudad es la catedral de Santiago, construida totalmente en piedra caliza y mármol.


Nave central de la catedral
Hay que pagar por ver la catedral por dentro, pero es un dinero bien empleado pues vale la pena conocerla.
Ábside con 75 cabezas de habitantes de Sibenik. Sus paredes blancas y la enorme cúpula de 32 metros llaman la atención. La catedral de Santiago, declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, es de estilo gótico veneciano, florido y renacentista toscano, que van combinándose pues su construcción duró más de cien años (1431-1536). Es un edificio singular, con elementos profanos y otras características que la hacen diferente al resto de catedrales de Croacia.

Su aspecto grisáceo le confiere una apariencia que nos retrotrae a la época medieval, como si estuviera de pronto dentro de las páginas de las novelas relacionadas con la construcción de las catedrales y temas relacionados. 
Y dando un largo paso en el tiempo la recorrimos entera, sin dejar de mirar el techo, disfrutando de la cúpulas, vidrieras y todos los detalles. El altar mayor, el sarcófago de un obispo, las capillas y su decoración. Pero era el ambiente que se respiraba allí lo que más me llamó la atención.    

 Ana y yo bajamos al sótano y nos sorprendió la belleza del baptisterio, y no solo por la pila bautismal de marmol, sino por el delicado trabajo realizado en la piedra, que parece un verdadero encaje y dejaba pasar la luz, apreciándose así mejor el dibujo. Una maravilla.


Después caminos por la ciudad, plazas, teatro, parque...





Una imagen refrescante, en una placita, frente al parque en el que pasamos el último rato.
 

Y nos despedimos de Sibenik para ir en el autocar al restaurante donde nos esperaban para comer.
Estaba en una zona en la que es típico el cordero y cerdo asado. 
Era un salón enorme con mesas corridas y las paredes de madera. Había otros grupos ya comiendo.
Nos recibieron amablemente y ofrecieron vino de nuez o de cereza, muy ricos, como aperitivo.
La comida, además de la consabida ensalada de entrada que precede cualquier comida, consistía en una exquisita carne asada con salsa y patatas, de la que dimos buena cuenta.

Z A D A R

Después de comer pusimos ruta a Zadar y nos dio tiempo a echar una pequeña siesta antes de llegar. 
Al llegar nos esperaba la guía local, Matea. 
Está en una península de 1,5 km. Ciudad romana que era el centro de Dalmacia. La habitaron primero los bizantinos. Tenia importantes salinas que la hacia rica, pues era considerado "oro blanco". Tiene un importante legado pre-románico. 
Es la quinta ciudad más grande de Croacia y tiene 3.000 años de antigüedad.
La iglesia de San Donato, es el símbolo de la ciudad. 
En 2016 fue declara mejor destino de Europa y sin duda es un título merecido.


Está rodeada de murallas, construidas para protegerse de los turcos.
Plaza de los cinco pozos, del periodo Venciano.
Puerta principal de León, representa a San Marcos y es el principio de la calle Larga. Calle comercial


Vista desde el parque, arriba.










Edificio del reloj



Iglesia de San Donato


antiguo Foro romano 

Plaza del Pueblo con el reloj del edificio “City Sntinel” (1562), semi-oculto tras las ramas del árbol,  sede del Museo Etnológico. Iglesia de San Donato.
Antiguo Foro Romano


Catedral de Santa Anastasia (s.XIII)





Vimos y escuchamos el Órgano de Mar, inaugurado en 2005, a simple vista son unos agujeros sobre escalones, pero en su interior tiene un conjunto de tubos y cavidades que permiten que escuchemos el sonido que producen las olas, aunque en ese momento el mar apenas se movía. Es un lugar estupendo para sentarse, aunque con el calor lo que apetecía era bañarse. 
A pocos metros se encuentra en "Saludo al Sol", que es un círculo enorme, de 22 metros de diámetro realizado con placas de vidrio que representan el Sistema Solar y por la noche se ilumina, aunque por el día no parecía muy interesante.
Finalmente y cuando tuvimos tiempo libre algunos sucumbimos a la tentación y bajamos los escalones que había cada poco tiempo para llegar al agua, y mojarnos las piernas. Un delicioso baño, aunque fuera parcial. 


Gatito durmiendo en los asientos de la entrada a una iglesia.

Y como era casi inevitable, terminamos en una terraza, tomando un refrigerio para hidratarnos y descansar hasta la hora de marcharnos. Aun quedaba un buen viaje hasta llegar al hotel donde dormiríamos esa noche.